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Maxwell Matewere y toda una vida dedicada a la lucha contra la trata de personas

Cada año, cientos de hombres, mujeres y niños, principalmente de zonas rurales, son víctimas de los traficantes de personas en Malawi, tanto dentro como fuera del país. La mayoría de ellas terminan haciendo trabajos forzados o son explotadas sexualmente. Pese a ello, hay muy poca conciencia sobre este delito en el país africano, encerrado entre Mozambique, Zambia y Tanzania.

Maxwell Matewere trabaja en la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito en Malawi y está especializado en la lucha contra el tráfico ilícito de personas.

Actualmente se dedica a capacitar a funcionarios de todo el país en la prevención y el combate contra este delito. Durante este año y a pesar de las restricciones ocasionadas por la COVID-19, tuvo tiempo de rescatar a unas 300 víctimas de trata de personas y logró 31 detenciones.

Observo los frutos de mi trabajo gracias al número cada vez mayor de víctimas rescatadas, el número de detenciones efectuadas y los casos procesados con éxito… En mi país y a nivel internacional, me llaman ’héroe’».

“Todavía recuerdo mi primera experiencia relacionada con los horrores de la trata de personas. Era el año 1998 y me había graduado recientemente en derecho. En esos momentos trabajaba para una ONG de derechos humanos y asistí a un taller en Sudáfrica cuando un taxista me habló de dos chicas malauíes que trabajaban en un bar en Johannesburgo y estaba muy preocupado por ellas”, cuenta recordando cómo comenzó su lucha. 

“Las jóvenes -continúa- eran dos hermanas de 14 y 16 años. Las conocí y descubrí que fueron traficadas de Malawi a Sudáfrica y obligadas a trabajar como prostitutas. Estaban en un estado terrible, tanto física como mentalmente, cuando las encontré. Conseguí organizar su regreso a Malawi y actualmente una de ellas trabaja como contable y la otra como directora de una escuela primaria. Nos mantenemos en contacto, y todavía me ven como su ‘padre’”.

“Este encuentro me animó a dedicar mi carrera a la lucha contra la trata de personas y, después de que Malawi ratificara el Protocolo de las Naciones Unidas contra la trata de personas en 2005, me convertí en miembro de una comisión que elaboró la primera ley nacional sobre ese flagelo. La legislación entró en vigor el año 2015”, concluye.

Cientos de personas son objeto de trata cada año

Pese a la gran actividad delictiva alrededor de la trata, Maxwell asegura que hay poca conciencia sobre este delito en el país. Afortunadamente, Malawi cuenta ahora con los medios legales para condenar a los traficantes como es debido y proporcionar protección y apoyo a las víctimas.

“Esto representa un gran paso adelante. Mi trabajo consiste en apoyar la aplicación de la ley contra la trata de personas y el programa de acción nacional, que fue elaborado y se actualiza con la asistencia de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito”, destaca el experto.

“Viajo por todo el país para formar, orientar y entrenar a los funcionarios encargados de aplicar la ley y que se ocupan de los casos de trata de personas. Les explico cómo pueden utilizar las leyes para detectar casos, identificar y proteger a las víctimas y garantizar el juicio de los delincuentes”, dice explicando cuál es su trabajo. 

En sus formaciones, Maxwell alienta a los funcionarios encargados de los casos de trata de personas -oficiales de policía, observadores de fronteras, funcionarios de inmigración e investigadores- a priorizar los derechos humanos y las necesidades de la víctima.

También colabora con trabajadores sociales que ayudan a las víctimas a recuperarse, entre ellos los valientes supervivientes que prestan testimonio en los juicios.

Además, visita las comunidades rurales donde habla con los líderes comunitarios de las aldeas sobre la trata de personas y los trucos utilizados por los traficantes. “Estas personas suelen ostentar mucho poder dentro de sus comunidades y pueden influir en los cambios de comportamientos. También visito escuelas, centros de salud e iglesias, para concienciar al público en general sobre este delito”, continúa.

Maxwell asegura que “es muy gratificante trabajar para las Naciones Unidas y obtener la alentadora respuesta de los participantes” en sus sesiones de capacitación y en los seminarios itinerantes.

Fuente: Naciones Unidas