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¿Cómo puede contribuir la acuicultura a acabar con el hambre?

Para cumplir con unos elevados volúmenes de producción alimentaria, los expertos en la materia opinan que los océanos pueden convertirse en un aliado inesperado para abordar a este desafío.

La acuicultura, o el cultivo de especies acuáticas tanto animales como vegetales, es uno de los sectores de producción de alimentos de más rápido crecimiento en el mundo.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en 2018 la acuicultura alcanzó un récord productivo histórico de 114,5 millones de toneladas.

Asílos países asiáticos lideran la gran mayoría de la producción de pescado en piscifactorías con un 90% durante los dos últimos decenios. Además, la acuicultura se ha convertido en la principal fuente de pescado disponible para el consumo humano desde el año 2016.

La FAO advirtió en su informe mundial 2020 sobre pesca y acuicultura que el deterioro de las reservas pesqueras y la captura excesiva de peces en su hábitat natural se ha convertido en un problema permanente. Un 30% de especies no se encuentra dentro de unos niveles biológicamente sostenibles y alrededor del 60% están cerca de alcanzar un nivel similar.

Por ello, el organismo de la ONU prevé que durante los próximos años la acuicultura seguirá dominando el mercado de los alimentos de origen marino y que, mediante una gestión sostenible, podría tener un efecto transformador en la forma en que alimentamos a la población mundial.

Persisten los problemas medioambientales y la mala reputación

Wenche Grønbrekk es la presidenta de la red local del Pacto Mundial de las Naciones Unidas para Noruega, un grupo de empresas privadas que han acordado trabajar para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

Grønbrekk también es ejecutiva de la empresa de cultivo de salmón Cermaq, con sedes en Noruega, Chile y Canadá y destaca que la cantidad de alimentos de origen marino que se cultivan actualmente podría, de hecho, sextuplicarse de manera sostenible, si se dan las condiciones adecuadas.

Pese a esta optimista afirmación, reconoce que persisten los problemas medioambientales. Entre los efectos perjudiciales de la acuicultura se incluyen la destrucción de los hábitats marinos, el uso de productos químicos y medicamentos veterinarios perjudiciales y la generación de residuos.

“La producción de pescado de piscifactoría es todavía relativamente joven y, pese a su mala reputación, se ha convertido en una industria muy avanzada. Actualmente se basa en la sostenibilidad y, por ejemplo, la cría de salmón representa la modalidad de acuicultura más avanzada tecnológicamente”, afirmó.

 Añadió que le alienta “ver que existe una verdadera voluntad de elevar los estándares de la industria y comprender que, trabajando juntos en cuestiones de desarrollo sostenible, todos saldremos beneficiados».

La industria evoluciona en la dirección correcta

Cermaq es miembro fundador del grupo industrial, Seafood Business for Ocean Stewardship (SeaBOS), que apoya la Plataforma de Acción Empresarial Oceánica Sostenible del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, que promueve el papel central que deben desempeñar los alimentos de origen marino en la alimentación de la creciente población mundial.

El director general de SeaBOS, Martin Exel, reconoce que el propio sector de la acuicultura tiene la culpa de su mala reputación. «Hemos contado con malos representantes, que cometieron errores y, honestamente, rompieron las reglas», afirma.

No obstante, está convencido de que la industria evoluciona en la dirección correcta.

«SeaBOS reúne a varías de las mayores empresas de esta industria, y mantenemos conversaciones sinceras sobre los desafíos a los que nos enfrentamos. Entre ellos los efectos del cambio climático, la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, la esclavitud, la eliminación de los plásticos oceánicos y la forma de reducir el uso de antibióticos en la acuicultura, especialmente los que son fundamentales para la salud humana».

Exel explica que las empresas del grupo SeaBOS comprenden tanto la importancia de la sostenibilidad ambiental como la económica, que incluye cuidar de las personas que trabajan en la empresa y ganarse la confianza y el respeto de la comunidad y los consumidores.

Según su opinión, la acuicultura representa la mejor forma de ayudar a alimentar a unos 10.000 millones de personas durante los próximos años.

«Se puede ampliar de forma saludable y sostenible, motivo por el cual nuestros miembros trabajan en estrecha colaboración con los científicos para impulsar la tecnología que garantizará que podamos resolver eficazmente los desafíos de la producción de alimentos a los que nos enfrentamos», destacó.