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Del abuso y la explotación a liderar la lucha contra la violencia de género: la historia de una refugiada

Legó desde Nicaragua a Costa Rica y es solicitante de refugio. Hoy tiene la firme intención de construir un presente y futuro mejor para ella, pero también para otras mujeres jóvenes, niñas y adolescentes.

Lilith* tiene chispa en su mirada y las múltiples adversidades vividas no han logrado apagarla. Aprendió a leer y escribir desde los tres años de edad y tiene muy claro lo que quiere para su vida.

Cada vez que las palabras salen de su boca, sus manos se mueven para enfatizar las ideas y sus ojos buscan la mirada de sus interlocutores. Sabe contar historias muy bien y capta fácilmente la atención de su audiencia.

Resulta imposible no identificarse con esta joven de apenas 19 años, madre de un niño de tres, y cuyas vivencias harían creer a cualquiera que ha vivido más de un siglo.     

Un equipo de ONU Costa Rica, liderado por Allegra Baiocchi, coordinadora residente, visitamos el hogar de Lilith en una zona de exclusión y vulnerabilidad social en San José, la capital de Costa Rica. De hecho no es su casa, pero es como si realmente lo fuera. 

Reside  allí desde hace unos meses, cuando Mayela, — su “nueva madre” y a quien conoció por grupos de apoyo a personas refugiadas y migrantes en redes sociales —, le dijo que se fuera a vivir con ella y su familia. 

Desde entonces, no se siente sola y por primera vez en su vida asegura que “tiene una familia”.

Una vida de abandono exclusión y abuso

Nos sentamos con Lilith en la pequeña sala de aquella casa hecha de latas viejas, sin piso, ni los servicios básicos necesarios, pero llena de personas que se quieren y se apoyan incondicionalmente. El domicilio también está lleno de mascotas: hay al menos cinco gatos y un perro que se acercan constantemente a Lilith, buscando sus caricias y besos.

Desde que iniciamos la entrevista salió a flote su personalidad encantadora y expresiva. Nos habló con lágrimas en sus ojos de su difícil pasado, pero se llenó de una ilusión inspiradora cuando relató que quería  llegar a ser periodista y dedicar su vida a la protección y prevención de la violencia y el abuso hacia niñas y jóvenes. 

“Mi gran sueño es ser periodista para decirles a todas las niñas y jóvenes que no están solas, que podemos apoyarnos y luchar juntas contra la violencia, el abuso y la discriminación”.

Lilith enfrentó desde niña una vida de abandono, exclusión y abuso. Contó que fue “moneda de cambio” en un juego de cartas cuando era una niña pequeña y que fue sobreviviente de la trata y la explotación infantil. Estos eventos pudieron marcar la historia, pero no los anhelos ni la esperanza de esta joven luchadora.

Su participación en protestas sociales buscando la justicia y oportunidades de estudio para ella y sus amigos, así como la denuncia que interpuso por abuso, la obligaron a escapar de su país natal por amenazas a su vida y la de su hijo.

Con una seguridad abrumadora, cuenta que sus metas en Costa Rica son tres: tener una familia, lo que ya logró cumplir gracias a Mayela; estudiar, deseo que retomará a partir del próximo año; y su tercer gran anhelo es convertirse en una periodista reconocida para así ayudar a proteger a las niñas y jóvenes de la violencia.

La joven admira a Malala porque desde muy niña ha luchado por sus ideales, ha promovido la educación y su ejemplo demuestra que las niñas y jóvenes pueden cambiar el mundo.ONU Costa Rica/Danilo MoraLilith vive en una comunidad pobre de Costa Rica. En 2021 retomará sus estudios para concluir la secundaria y aspirar así a una mejor calidad de vida para ella y su hijo.

Liderazgo juvenil

Lilith cuenta que tiene facilidad para relacionarse con las demás personas y para impulsarlas a actuar. Pone de ejemplo cómo luego de hablar frente a un grupo de jóvenes migrantes y solicitantes de refugio y refugiadas que estaban un poco temerosas, logró que contaran sus vivencias y que las transformaran en consejos y mensajes para evitar la violencia.

Es así como Lilith asumió un liderazgo clave en el desarrollo de la campaña Ponete en mis zapatos: Soy mujer, soy refugiada, tengo derechos.

Esta iniciativa, impulsada por la organización Defensa de Niñas y Niños Internacional en el país (DNI Costa Rica), las Naciones Unidas en Costa Rica y las entidades del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) , así como el Departamento de Asuntos Políticos y Consolidación de la Paz (DPPA), reunió a niñas y jóvenes migrantes, solicitantes de refugio y refugiadas para convertirlas en mensajeras de la esperanza, la unión y la protección; y lucha contra la discriminación y la violencia hacia mujeres y niñas.

El trabajo con las jóvenes evidenció que, si bien muchas de ellas habían experimentado violencia en sus países de origen, también han tenido que enfrentar en sus comunidades de acogida violencia, xenofobia y distintas maneras de discriminación, lo que ha generado desafíos en la inclusión en sus comunidades de acogida.

Estos son parte de los mensajes que la campaña Ponete en mis zapatos divulgará a través de radios comunales, redes sociales y sistemas de mensajería instantánea para dispositivos móviles y tabletas.

Una campaña para las mujeres

ACNURCartel de la campaña Ponete en mis zapatos.

Allegra Baiocchi, Coordinadora Residente de la ONU en Costa Rica, fue parte el equipo que visitó la casa donde vive Lilith, y quedó sorprendida por el entusiasmo, pero sobre todo por el compromiso de la joven para convertirse en mensajera de la esperanza y la lucha contra la discriminación y la violencia.

Es difícil imaginar la fuerza interna que ha tenido Lilith para salir adelante. Su valentía y compromiso con sus ideales de superación personal, pero también de apoyo a otras niñas y jóvenes para prevenir la violencia en sus vidas, es digna de reconocimiento y de ejemplo para motivar a muchas otras mujeres a unirse y apoyarse para superar la exclusión y la violencia”, destacó.

Durante su estancia en Costa Rica Lilith ha recibido protección y asistencia de ACNUR y de dos de sus organizaciones asociadas: Defensa de Niñas y Niños Internacional en el país (DNI Costa Rica) y Centro de Derechos Sociales del Inmigrante (CENDEROS), mediante apoyo económico y psicosocial. 

En la actualidad, el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), institución gubernamental que brinda apoyo socioeconómico, capacitación y servicios de cuidado a madres para que puedan trabajar,  estudia su caso para definir pronto la atención que recibirá.

Al cerrar 2019, Costa Rica acogía a 6217 personas refugiadas y contaba con más de 87.000 solicitudes de refugio pendientes de resolución; lo cual ubicó al país entre los 10 países que más aplicaciones de refugio recibieron a nivel mundial de acuerdo con el informe Tendencias globales de desplazamiento forzado de ACNUR.

La mayoría de las personas refugiadas y solicitantes de refugio que llegan al país huyendo de la persecución y la violencia provienen de Nicaragua, Venezuela, Cuba y el norte de Centroamérica; sin embargo, hay personas reconocidas como refugiadas de 40 nacionalidades distintas.

Lilith se despidió agradeciendo que la hayan tomado en cuenta para esta campaña y prometió llamarnos pronto para darnos más buenas noticias sobre sus estudios, su futuro lleno de esperanza y su misión para seguir empoderando a más niñas y jóvenes para luchar contra la violencia y la discriminación.

El pasado jueves se celebró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres y las Niñas y desde entonces nos encontramos en los 16 Días de Activismo Contra la Violencia de Género.