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Cómo se transforma una fuente de contaminación en una fuente de energía

El desarrollo económico mundial del siglo XX llevó a un uso masivo de fósiles, como el petróleo, el gas natural y el carbón como combustibles y materias primas químicas, lo que ha provocado enormes emisiones de dióxido de carbono como producto final de la combustión y principal responsable del calentamiento global al que se enfrenta la Tierra.

Hoy en día, las fuentes de energía renovables basadas en biomasa han cobrado una gran importancia con la firme intención de reemplazar el consumo de petróleo y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Aquí es donde entran los biocombustibles. Uno de estos biocombustibles es el biogás liberado en la digestión anaeróbica de diferentes residuos orgánicos naturales.

¿Qué es exactamente el biogás?

Se produce después de que las bacterias descomponen los materiales orgánicos (productos vegetales y animales) en un ambiente libre de oxígeno, un proceso llamado digestión anaeróbica. Los sistemas de biogás utilizan la digestión anaeróbica para reciclar estos materiales orgánicos, convirtiéndolos en biogás, que contienen energía (gas) y valiosos productos del suelo (líquidos y sólidos).

Si bien es cierto que la digestión anaeróbica ya tiene lugar en la naturaleza, en los vertederos y en algunos sistemas de manejo de estiércol de ganado, sí que se puede optimizar, controlar y contener usando un digestor anaeróbico. El biogás contiene aproximadamente entre un 50 y un 70% de metano, entre un 30 y un 40% de dióxido de carbono y trazas de otros gases.

El proceso de bioenergía básico implica la conversión de material orgánico en un producto final, incluido el biogás, que luego se puede utilizar para producir energía. Las principales materias primas utilizadas son los desechos de alimentos, los abonos y purines agrícolas y los residuos de cultivos.

Así trabaja Metanogenia

“Lo que me parece más apasionante o en lo que yo creo que aportamos más a la sociedad es que, por un lado, incrementamos la competitividad de la industria porque transformamos algo que no tiene valor en una materia prima con gran importancia en el mercado como puede ser la energía, y también contribuimos a cerrar el ciclo porque favorecemos la economía verde y circular. Lo transformamos en una fuente de energía y al volver al terreno agrícola, se cierra el ciclo productivo”, explica Almudena González González, experta en el tratamiento de subproductos agroindustriales mediante biometanización y una de las fundadoras de la spin-off Metanogenia, cuyo grupo de investigadores lleva desde el año 2000 realizando estudios de viabilidad técnica, energética y económica de instalaciones de biogás.

Según su modelo matemático predictivo sobre producciones de biogás por tonelada de residuo, es mucho más sencillo acotar las condiciones de operación de una planta de biogás o de futuros ensayos de digestión anaerobia.

La digestión anaerobia es un proceso biológico que conduce a la degradación de la materia orgánica por la acción concertada de una amplia variedad de microorganismos (principalmente bacterias) en ausencia de oxígeno u otros agentes oxidantes fuertes. Tras sufrir una serie de tratamientos, puede ser utilizado como enmendante agrícola, ya que presenta un mayor poder fertilizante que los residuos tratados.

Tiene los mismos usos que el gas natural

Una vez capturado el biogás, puede producir calor y electricidad para su uso en motores, microturbinas y pilas de combustible. El biogás también puede convertirse en biometano o gas natural renovable o RNG, e inyectarse en tuberías de gas natural o incluso usarse como combustible para vehículos.