CIUDADANÍA COMPROMETIDA51016

Una mujer que lleva el casco azul es una imagen poderosa para una niña en un pueblo remoto

La salvadoreña Martina de Maria Sandoval Linares estudió Administración de Empresas, pero su verdadera vocación era “ayudar a los demás”. Pensó que la mejor forma de hacerlo era convirtiéndose en policía y ahora cumple ese deseo de asistir a la gente trabajando como inspectora muy lejos de su país, en Sudán del Sur. En el marco del Día Internacional de la Mujer, nos cuenta su experiencia.

La inspectora adjunta Martina de Maria Sandoval Linares, de El Salvador, tiene una hija de ocho años y proviene de una familia numerosa, pero ahora está desplegada en la Misión de las Naciones Unidas en Sudán del Sur.

Con motivo del Día Internacional de la Mujer, esta comprometida oficial de la Policía de las Naciones Unidas habla para Noticias ONU sobre lo que la motiva a estar en esa Misión y por qué, pese a los sacrificios que implica pertenecer a las fuerzas de mantenimiento de la paz, es una de las experiencias profesionales más gratificantes que ha tenido.

¿Qué te impulsó a convertirte en policía?

Siempre quise llevar un uniforme. Un consejero profesional me dio un buen consejo cuando era estudiante; me dijo que terminara mi carrera universitaria antes de tomar cualquier decisión sobre una carrera como personal uniformado. Tomé sus palabras en serio, pero al terminar la licenciatura en Administración de Empresas hice un examen de conciencia sobre lo que quería hacer con mi vida. La respuesta fue clara: quería ayudar a la gente. No perdí más tiempo y me uní a la Academia Nacional de Seguridad Pública en 2007. Terminé mi formación dos años después y ahora soy una oficial de policía de pleno derecho desde hace un tiempo.

¿Tu familia y amigos apoyaron tu carrera?

Honestamente, la decisión de unirme a la policía fue muy personal. Vengo de una familia numerosa y mi madre era la única que sabía lo que estaba planeando. Cuando mi padre se enteró, no estaba muy feliz al principio, pero cedió cuando vio lo decidida que estaba e incluso me apoyó económicamente durante un tiempo.ONU/Nektarios MarkogiannisARCHIVO: Unaisi Bolatolu-Vuniwaqa (centro), responsable de la Policía en la Misión de la ONU en Sudán del Sur (UNMISS), visita el Hospital Infantil de Juba junto a otras mujeres policía de las Naciones Unidas.

¿Cómo llegó a ser casco azul de la ONU? ¿Es esta tu primera misión?

Sí, la Misión de las Naciones Unidas en Sudán del Sur es la primera . En 2015, vi un anuncio en uno de nuestros canales internos solicitando candidaturas para misiones de mantenimiento de la paz de la ONU a los agentes interesados. Enseguida supe que esta era una gran oportunidad para trabajar a nivel internacional y envié toda la documentación requerida. Me llevó un par de años conseguir el despliegue, pero llegué a Sudán del Sur en diciembre de 2019.

¿Cuáles son sus responsabilidades en la misión y cómo es su día típico?

Han sido tiempos difíciles porque, como oficial de la Policía de las Naciones Unidas, trabajo directamente con las personas desplazadas. El año pasado, muchos de los Sitios de Protección de la ONU pasaron a ser campamentos convencionales para personas desplazadas bajo el control soberano de Sudán del Sur.

Formo parte de la oficina del equipo de evaluación y tenemos la tarea de recopilar y analizar información sobre cualquier incidente grave que tenga lugar en el campamento de desplazados internos de Juba, la capital del país. Estamos aquí para protegerlos y asegurarnos de que la situación de seguridad dentro del campamento permanezca estable.

¿Cómo ha sido hasta el momento su misión? ¿Cuáles son los principales desafíos y qué le gusta más de estar aquí?

Creo que el mayor desafío ha sido la pandemia de COVID-19. Cuando el virus se propagó por primera vez en Sudán del Sur, había un conocimiento limitado sobre nuestra seguridad y la de las  comunidades a las que servimos. Pero nos unimos y nos aseguramos de tener acceso a máscaras, guantes, desinfectantes y todo lo que necesitábamos para poder seguir haciendo nuestro trabajo. Estoy muy orgullosa del equipo con el que trabajo. No ha sido fácil, pero como venimos de tantos países diferentes, pusimos en común nuestras experiencias policiales para garantizar un funcionamiento  sin problemas. Sudán del Sur ocupa un sitio especial en mi corazón: la gente y la calidez que he experimentado aquí me recuerdan al lugar dónde crecí. Además, he hecho amigos de por vida procedentes de todas las partes del mundo.UNMISSPersonal de la paz de la UNMISS proporciona protección para mujeres cuando ellas salen, de zonas de protección de civiles, para recolectar leña y otros materiales.

¿Cuál es, en su opinión, el impacto de las mujeres en el mantenimiento de la paz en la población local?

Creo que el mayor impacto que producimos como mujeres en el mantenimiento de la paz es que inspiramos a las jóvenes y las niñas a que piensen  en ser como nosotras. Nos ven llevando una vida de servicio, de compromiso con una causa que es mayor que la individual. Lo que representa una mujer que lleva el casco azul  para una niña en un pueblo remoto es muy poderoso.

¿Qué les diría a las niñas y mujeres jóvenes que están considerando una carrera como cascos azules de la paz?

Que sigan sus sueños y no se autolimiten. El mantenimiento de la paz puede ser difícil: aprenderéis a vivir en tierras lejanas con personas que no conocéis tendréis que superar numerosos obstáculos y tomar riesgos, pero os cambiará la vida de una forma que nunca habéis imaginado.

Entrevista hecha por Priyanka Chowdhury, responsable de comunicación de la Misión de las Naciones Unidas en Sudán del Sur.