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Transición verde: el camino hacia la sostenibilidad sí es posible… y necesario

Hacer frente al cambio climático es una necesidad cada vez más urgente. Según el último informe del Grupo Intergubernamental de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (IPCC), todo apunta a que en el año 2100 la vida tal y como la conocemos habrá cambiado radicalmente a causa del aumento de la temperatura global, del aumento del nivel del mar y del deshielo de los polos. 

Evitar este escenario está en manos de todos y el primer paso para conseguirlo es cambiar nuestro modelo de producción y consumo por uno más sostenible que conduzca a un impacto ambiental positivo. El conjunto de medidas para llevar a cabo este cambio de modelo económico es lo que se conoce como transición verde.

Se denomina transición verde al periodo de tiempo que transcurre entre el momento actual, donde nuestra forma de vida es insostenible a largo plazo, hasta el momento en el que nuestra actividad no ponga en peligro la salud del planeta. En la actualidad, nos encontramos al inicio de esta transición, gracias a la acción de gobiernos, organizaciones, empresas y personas que están llevando a cabo medidas para alcanzar la meta de la sostenibilidad lo más rápido posible.

El Acuerdo de París y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible son algunas de las iniciativas que la ONU, junto a todos los estados miembro, han puesto en marcha para intentar frenar los efectos del cambio climático. El objetivo principal es reducir considerablemente las emisiones globales de gases de efecto invernadero y limitar el aumento de la temperatura a 1,5 ºC.

Para ello, tanto empresas y gobiernos como individuos debemos diseñar soluciones que permitan mitigar la huella ambiental y que favorezcan el bienestar del planeta. La buena noticia es que en la actualidad, estas medidas ya están en marcha.

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¿Es posible un modelo económico bajo en carbono y sostenible?

Transitar hacia una economía basada en la sostenibilidad es la única vía posible, por lo que encontrar la forma de hacerlo posible es responsabilidad de todos, pero son principalmente los gobiernos y las empresas quienes tienen mayor capacidad para tomar medidas para impulsar estas soluciones. 

Cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 es el primer paso para conseguirlo. Esta iniciativa impulsada por las Naciones Unidas nació en el año 2015 con el fin de dar continuidad a la etapa anterior, denominada Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Este manifiesto recoge 17 objetivos y 169 metas que los 193 estados miembros de la ONU se han comprometido a cumplir para acabar con la desigualdad en el mundo, mejorar la salud de la tierra y, en definitiva, hacer de nuestro planeta un lugar mejor para todos los seres vivos.

Energía

Minimizar el uso del carbón, el petróleo, el gas natural o cualquier otra forma de combustible fósil es sin duda uno de los puntos más importantes. A cambio, se debe impulsar el uso de las energías renovables: solar, eólica, mareomotriz, hidráulica, biomasa, etc. En definitiva, utilizar energías limpias y mejorar la eficiencia energética, así como asegurar un acceso universal a estas.

Economía

La modernización tecnológica, la innovación y la diversificación deben ser la base de cualquier modelo de negocio. Gobiernos y empresas de todos los sectores deben intentar vincular su crecimiento económico al cuidado del medioambiente y al consumo responsable de los recursos naturales. Igual de necesario es impulsar la economía circular y la reutilización de las materias disponibles para minimizar el uso de dichos recursos. 

Infraestructuras

Desarrollar infraestructuras fiables, resilientes, sostenibles y de alta calidad es imprescindible para alcanzar un modelo económico basado en el bienestar medioambiental. Para ello, gobiernos y entidades bancarias deben dar acceso a ayudas y créditos asequibles con el objetivo de que las pequeñas y medianas empresas puedan actualizar sus infraestructuras para que sean sostenibles.

Investigación, desarrollo e innovación (I+D+i)

La inversión en investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) debe estar centrada en construir nuevas soluciones sostenibles que permitan hacer realidad una economía basada en el cuidado del planeta y de las personas, sin olvidar la rentabilidad económica. Gran parte de las esperanzas del éxito de la transición verde están puestas en la I+D+i, por lo que impulsar la inversión privada y pública en este ámbito es fundamental.

Alimentos

Asegurar la sostenibilidad de la producción alimentaria e impulsar el consumo responsable de alimentos es sin duda vital. Para ello, no solo es necesario cambiar nuestros hábitos en cuanto a alimentación, sino también impulsar un cambio en la producción agrícola y ganadera, así como aumentar las inversiones en infraestructuras rurales y desarrollo tecnológico.

Ciudades

La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta que 9 de cada 10 personas en el mundo respiran aire contaminado. Las actividades en las ciudades representan el 60 % del PIB mundial, pero también el 70 % de las emisiones de carbono y el 60 % del uso de recursos contaminantes. Cambiar estos datos es prioritario, pero nada sencillo. La solución pasa por una mejor distribución de la población, una urbanización sostenible e inclusiva e implantar políticas para mitigar los efectos del cambio climático, reducir el impacto medioambiental per cápita y salvaguardar el patrimonio natural.

Producción y consumo

Construir un futuro verde pasa por dejar de producir y consumir de forma indiscriminada y empezar a hacerlo de forma sostenible. Estos son solo algunos datos de los muchos que hay que revertir:

  • Cerca de ⅓ de la producción anual de comida en todo el mundo acaba siendo desperdiciada, según un informe de la consultora Boston Consulting Group (BCG).
  • El sector de la alimentación consume el 30 % de la energía total de todo el mundo y, según un estudio publicado en la revista Science, emite el 22 % de los gases de efecto invernadero.
  • Según el informe “Sustainable consumption and production policies” realizado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), miles de hogares aún utilizan bombillas incandescentes: si se cambiase por bombillas de bajo consumo se ahorrarían 120.000 millones de dólares al año. 
  • Según el mismo informe, el uso excesivo del agua hace que haya escasez de este recurso natural y más de 1.000 millones de personas aún no tienen acceso a agua potable. 
  • El 97,5 % de los vehículos en circulación son de combustión fósil.

Océanos

Los océanos también están sufriendo las consecuencias de la actividad humana. Los residuos contaminantes que llegan a nuestros mares y océanos los perjudican gravemente. Protegerlos es especialmente importante, pues los mares y océanos absorben el 30 % del CO2 que producimos. Uno de los mayores objetivos de cara al futuro es reducir la contaminación marina, cuidar las zonas costeras, proteger la biodiversidad y restablecer la salud de los océanos, así como poner fin a las actividades pesqueras destructivas.

Diversidad biológica

Nuestros bosques y los animales que viven en ellos se mueren. Conservar y restablecer los ecosistemas terrestres es vital para nuestro planeta. Acabar con la deforestación, promover la gestión sostenible de los recursos que proporcionan y adoptar medidas urgentes para proteger a todas las especies animales son algunos de los principales objetivos.

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¿Qué iniciativas están tomando las empresas para que todo esto sea posible?

Las empresas de todo el mundo ya están poniendo en marcha diferentes iniciativas para cumplir con los ODS. Estos son algunos ejemplos esperanzadores:

  • Kellogg’s: con el objetivo de fortalecer la seguridad alimentaria en México, esta empresa, junto al gobierno mexicano, está llevando a cabo el programa de modernización sostenible de la agricultura tradicional de MasAgro. Este programa pretende acabar con la brecha entre el consumo y la producción nacional de granos básicos y aumentar de manera sostenible la productividad del trigo y del maíz. 
  • Bio-Pappel: esta compañía es un gran ejemplo de hacia dónde tiene que ir la economía del futuro. Bio-Pappel promueve un consumo responsable de productos 100 % reciclables y reciclados, así como el máximo aprovechamiento de los recursos naturales. Es un claro ejemplo de economía circular. 
  • Adidas: una de las mayores compañías del mundo prevé que todas sus prendas estén fabricadas con plástico reciclado recogido en zonas costeras para el año 2024. El proyecto Adidas Parley ya está en marcha y son muchas las prendas deportivas de alto rendimiento que ya están disponibles en el mercado gracias a la innovación tecnológica. Es una muestra de que un futuro más verde y respetuoso con el medioambiente es posible.
  • Microsoft: la empresa liderada por el empresario y filántropo Bill Gates cuenta con instalaciones eólicas, solares, hidráulicas, de biomasa y de biogás para proporcionar energía verde a sus centros de datos. Lidera la producción de energía limpia por delante de Google y Apple, con la capacidad de generar 2,5 mil millones de kW h para alimentar la totalidad de sus operaciones en EE. UU.

Emprendimiento verde, más ejemplos de que la transición verde sí es posible

Hacer realidad la transición verde es responsabilidad de todos, tanto a nivel personal como laboral. Es cierto que los gobiernos y las grandes empresas deben ser los principales impulsores de este cambio en el modelo económico, pero las pequeñas y medianas empresas, así como los profesionales autónomos tienen un papel fundamental.

Un gran ejemplo de ello son los emprendimientos verdes de distinto tamaño que se están llevando a cabo en todo el mundo y que demuestran, una vez más, que construir un modelo económico sostenible no es una utopía y que no es necesario tener una gran fortuna para llevar a cabo modelos de negocios verdes.

  • The Ocean Cleanup: esta organización sin ánimo de lucro está desarrollando tecnologías avanzadas que permiten eliminar el plástico de los océanos. Ocean CleanUp está creando un método de limpieza pasiva que aprovecha las fuerzas oceánicas naturales para limpiar de manera rentable y rápida el plástico acumulado en los océanos. En octubre de 2020 lanzaron su primer producto: gafas de sol fabricadas con plástico recogido en el Océano Pacífico. 
  • Rated Power: la startup de Andrea Barber, Miguel Ángel Torrero, Juan Romero fue una de las dos ganadoras del Santander X Global Award, una competición internacional de emprendimiento. Sus fundadores son los responsables del software líder para diseñar plantas fotovoltaicas a escala de servicios públicos, ya presente en más de 8.000 proyectos de más de 100 países de todo el mundo. Gracias a este software, diseñar y optimizar grandes instalaciones fotovoltaicas es mucho más sencillo y rápido. 
  • Basq Company: su pasión por el surf, por la moda y su preocupación por los océanos llevó a Aitor Álvarez a fundar este negocio de moda sostenible. Tras más de dos años de investigación, consiguió convertir residuos marinos en zapatillas 100 % recicladas. Para seguir aumentando el ciclo de vida de sus zapatillas, está trabajando en la opción de que una vez estas lleguen al fin de su vida útil, los consumidores puedan revenderlas y así poder reutilizarlas para hacer las suelas de nuevos productos. 
  • Recircular: Patricia Astrain creó Recircular con el objetivo de introducir la sostenibilidad en entornos industriales. Bajo el lema de “los residuos no existen” ha diseñado una plataforma que permite dar una segunda vida a los residuos y al exceso de materiales, ayudando de esta forma tanto a reducir los costes en gestión de residuos como el de compra de materias primas. Aún se encuentra en fase de pruebas, pero ya son varias las empresas que se están aprovechando de la compra/venta de materias primas a través de Recircular.