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Urbanismo inclusivo: de ciudades discriminatorias a ciudades para todos

Nuevos pilares sobre los que erigir ciudades construidas y pensadas para todos se abren paso frente a la arquitectura discriminatoria.

El diseño de una ciudad no es tan inocente como parece. ¿Sabes que durante mucho tiempo la arquitectura urbanística se planteaba para impedir que ciertas personas o minorías accedieran a algunos lugares? El urbanismo inclusivo va más allá de procurar que las calles y los edificios sean accesibles para personas con movilidad reducida. También pone el foco en los motivos raciales o de clase que promovieron el diseño discriminatorio de algunas ciudades.

Barreras urbanísticas a la inclusión

Nueva York, la gran manzana de la desigualdad urbana

Nueva York, primera mitad del siglo XX. El urbanista Robert Moses es la cabeza pensante detrás de muchas construcciones que dieron forma a la icónica Gran Manzana. Parques, carreteras, viviendas… Sin Moses, probablemente no tendríamos todas las carreteras que conectan el complicado archipiélago que es Nueva York, el Lincoln Center, Riverside Park, las Torres Gemelas, el zoo de Central Park, las pistas de Queens, etc.

Sin embargo, Moses también es responsable de los barrios de viviendas que crearon islas de pobres, sobre todo, negros e hispanos. En los mapas de la década de 1930 se clasificaban los barrios según fueran de interés para los bancos y los inversores. Las áreas con la calificación más baja se dibujaban en rojo y solían delimitar los barrios negros del centro de la ciudad. Los efectos de esas distinciones aún pueden apreciarse hoy en día.

Además, Moses diseñó varios pasos elevados de la autopista de Long Island para que fueran tan bajos que los autobuses no pudieran pasar por debajo de ellos. De este modo, Long Island quedó bloqueada para los pobres y la gente de color, que eran quienes más utilizaban los medios de transporte público.

Solo en Nueva York los malos ejemplos de urbanismo inclusivo se cuentan por cientos. Hasta 2015, eran legales las llamadas “puertas pobres”. Se permitía que los edificios que recibían una exención fiscal por aceptar a residentes de bajos ingresos tuvieran entradas separadas para esos residentes y sus vecinos ricos.

Otras ciudades diseñadas para la exclusión: Atlanta y Memphis

El área metropolitana de Atlanta, en el estado de Georgia, cuenta con un sistema de metro: la Autoridad Regional de Tránsito de Atlanta Metropolitana (MARTA, por sus siglas en inglés). Los residentes ricos, en su mayoría blancos, de los barrios del norte de la ciudad se han manifestado en contra de la intención de ampliar MARTA hasta su zona. ¿La razón? La gente de color podría llegar con facilidad hasta estas comunidades suburbanas.

Más allá del racismo que esto implica, el problema también afecta a las posibilidades laborales de las comunidades afroamericanas, puesto que la falta de conexiones de transporte público con las zonas del norte de la ciudad dificulta el acceso a las oportunidades de trabajo situadas en esos suburbios.

Un caso parecido es el de Memphis. En 1974, los residentes blancos de esta ciudad solicitaron el cierre de una calle que conectaba un barrio exclusivamente blanco con otro principalmente negro. Quienes apoyaron esta medida argumentaron que aparentemente reduciría el tráfico y el ruido, además de promover la seguridad.

¿Qué es el urbanismo inclusivo?

Según Cities For All, una ciudad inclusiva y accesible es un lugar donde todas las personas, más allá de su situación económica, su género, etnia, discapacidad, edad, identidad sexual, nacionalidad o religión, pueden y se les permite participar plenamente en las oportunidades sociales, económicas, culturales y políticas que las ciudades ofrecen.

Necesitamos una nueva forma de urbanismo que defienda una ciudad para todos. Para el arquitecto y urbanista Jaime Lerner, el urbanismo inclusivo se enfoca en recuperar los espacios públicosrepensar la movilidad y crear ciudades donde las personas tengan a su disposición servicios básicos a solo 15 minutos. Una planificación que prioriza espacios urbanos inclusivos, sostenibles y diversos, dando como resultado ciudades hechas para todos y no solo para unos pocos elegidos.

La arquitecta Izaskun Chinchilla, autora de ‘La ciudad de los ciudadanos’, coincide con Lerner y defiende la idea de una ciudad solidaria. Según Chinchilla, se trataría de una urbe compacta y tendría un diseño ininterrumpido. Todo lo que necesitaríamos estaría cerca, con muchos espacios públicos interconectados, biodiversidad y facilitaría que la gente se involucrase entre ellos y con la ciudad.

En este artículo hablamos sobre los pilares de las ciudades sostenibles, pero un aspecto fundamental en el que coinciden los defensores del urbanismo inclusivo es que una ciudad no debe planificarse en torno al uso del automóvil. Chinchilla cree que priorizar el vehículo privado ha deshumanizado radicalmente las ciudades. En su libro, enumera los muchos problemas que provocan los coches, que ocupan el 50% de los espacios compartidos.

Es el momento de ayudar a que las ciudades giren en torno a sus habitantes, de fomentar un diseño urbano amigable con las personas que permita a todos disfrutar de los mismos derechos y acceder a los beneficios de vivir en una ciudad.

Grandes ejemplos de urbanismo inclusivo

Una de las bases del urbanismo inclusivo es la participación, que los ciudadanos tengan voz en la planificación de cómo será el lugar donde vivan. Es la fórmula que permitirá averiguar y satisfacer las necesidades de todo el mundo, sin caer en la exclusión.

Barcelona, una ciudad para todos

Barcelona, en España, es un ejemplo de esto. El ‘Manual de urbanismo de la vida cotidiana’ reúne los criterios, las metodologías y las herramientas necesarias para responder a las demandas del conjunto de la ciudad.

El propósito principal es diseñar medidas vinculadas a la gestión del espacio público, la movilidad y la ecología de la ciudad. Desde el planeamiento urbanístico, se trabaja para hacer más inclusiva la vida en los barrios. Esta guía promueve que estos espacios cuenten con todos los equipamientos cotidianos necesarios, comercios, paradas de transporte público, etc. También pone el foco en el espacio público para que las calles, las plazas, los jardines y los parques de la ciudad se proyecten de manera que sean y se perciban seguros para cualquier ciudadano.

París, la ciudad que piensa en local

La capital francesa es otro gran ejemplo de urbanismo inclusivo al adoptar la idea ‘la ciudad del cuarto de hora’. La alcaldesa Anne Hidalgo ha puesto en marcha medidas que promueven barrios donde los ciudadanos tienen todo lo que necesitan para vivir a apenas unos minutos de distancia. Estas incluyen una descentralización masiva de los servicios, desarrollar nuevos servicios para cada uno de los distritos y reducir la circulación en automóvil añadiendo carriles para bicicletas.

Así mismo, contempla nuevos modelos económicos que apoyan a los pequeños comercios y se promueve la construcción de más espacios verdes. La participación ciudadana también tiene sus espacios en la transformación de París con propuestas como convertir escuelas en centros vecinales por las tardes para que los ciudadanos puedan reunirse y hablar de sus necesidades.

El urbanismo inclusivo se abre paso entre la arquitectura discriminatoria. Nuevos pilares sobre los que erigir ciudades construidas y pensadas para todos.

Fuente: Sostenibilidad

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