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Guía para un mundo más sostenible en 2023

Aún hay tiempo para cambiar el futuro, pero tanto gobiernos, como empresas y ciudadanía deben involucrarse aún más con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El año 2022 ha sido muy desafiante por muchos motivos, desde la guerra de Ucrania hasta las crisis energética y alimentaria, la inflación, el aumento de la desigualdad, el incremento de la quema de carbón y combustibles fósiles… Pero sobre todo se ha visibilizado globalmente que se acelera el cambio climático con olas de calor extremas en África oriental, huracanes como Ian y Fiona, sequías extremas en Europa o Brasil, inundaciones en Pakistán, África occidental o Sudáfrica, tormentas en norte y centro de Europa, tormentas tropicales en Filipinas o ciclones en Bangladés, por citar algunos ejemplos. Estos fenómenos ocasionaron, además de hambre, muertes y millones de desplazados. Es crucial que tomemos medidas para mitigar estos impactos y proteger a las personas y al medio ambiente.

Las políticas de sostenibilidad son clave para abordar estos desafíos, y deben de ser robustas y científicamente sólidas para poder tener un efecto real. Tal tiene ser el enfoque para 2023.

Este debe de ser el año de la descarbonización a través de medidas como la eficiencia energética, la implementación de energías renovables, la electrificación de la economía, pero también con decrecimiento, necesario en muchas de las actividades más contaminantes.

Hay que tener en cuenta y aplicar el principio de la responsabilidad diferenciada de forma que aquellos sectores que han contribuido de manera significativa a la problemática de las emisiones de gases de efecto invernadero adquieran una mayor responsabilidad en la solución. En el mundo siguen aumentando las emisiones. António Guterres, secretario general de la ONU, también ha propuesto a los gobiernos que graven los beneficios extraordinarios que están teniendo las empresas de combustibles fósiles y que esa tasa sirva para compensar los daños de la crisis climática.

En 2023, la humanidad tiene que tomarse más en serio la conservación de la biodiversidad, señalada en la cumbre COP15 de Montreal. Su pérdida tiene consecuencias graves para el medio ambiente y para la sociedad. Algunas medidas que pueden contribuir son la protección de hábitats naturales, la gestión forestal sostenible y la promoción de prácticas agrícolas sostenibles, así como la inclusión de la biodiversidad en todos los planes y programas.

La economía circular es otra prioridad para el año que comienza, ya que promueve el uso eficiente de los recursos y reduce el impacto ambiental. Además, puede contribuir a la creación de empleos y a la sostenibilidad a largo plazo. Los productos y materiales deben ser reutilizados y reciclados de manera eficiente para evitar la generación de residuos, y reducir la dependencia de los recursos naturales.

En esta lista de deseos de cómo podemos mejorar el planeta para 2023, la lucha contra la desigualdad es otro de los desafíos centrales. Las inequidades sociales y económicas se han agudizado en los últimos años, y repercuten negativamente en la calidad de vida de todos, así como en la estabilidad de las sociedades. Se puede combatir mediante políticas que promuevan la igualdad de oportunidades y la justicia social, como la redistribución, la promoción de empleos de calidad, la protección social para las personas más vulnerables y la mejora de la educación y la formación.

La transparencia es otra tarea pendiente este 2023, y se puede abordar con la información y rendición de cuentas como principios clave para promover la confianza y la responsabilidad en las empresas y en las instituciones públicas. La transparencia implica la disponibilidad de datos relevantes y verificables para el público, mientras que la rendición de cuentas debe de dar cuenta de las actividades y decisiones de una organización, por lo que el greenwashing (lavado de imagen a cuenta de la sostenibilidad) debe de desaparecer directamente. Son necesarios indicadores claros y periódicos que continuamente nos vayan avisando de si vamos o no avanzando.

También en 2023, y en tiempos de crisis motivadas por la crisis ecológica y el cambio climático, es especialmente importante involucrar a la comunidad en la toma de decisiones y en la implementación de políticas y medidas sostenibles. La democracia abierta y las asambleas ciudadanas son esenciales para promover la participación y garantizar que las políticas reflejen las necesidades y preocupaciones de todos los miembros de la comunidad. Esto no solo es crucial para la toma de decisiones, sino que también lo es para la implementación y el seguimiento de las medidas adoptadas. Así, puede ser útil para identificar soluciones creativas y asequibles para reducir la huella de carbono, promover la conservación de la biodiversidad y proteger los ecosistemas. Además, contribuye a aumentar la confianza en las instituciones y a la cohesión social, lo cual puede ser especialmente valioso en tiempos de incertidumbre y crisis. Es fundamental contar con mecanismos para asegurar que las decisiones tomadas en las asambleas ciudadanas sean implementadas de manera efectiva y se mantengan en el tiempo, y permitir que los ciudadanos realicen la evaluación y el monitoreo de las mismas.

Todas estas acciones son importantes para alcanzar un futuro más sostenible. Y se tienen que aplicar en todos los niveles de los diferentes gobiernos, así como por parte de los actores privados. La sociedad, por su parte, debe comprometerse e involucrarse en cada una de estas áreas. Hay mucho por hacer y el ejercicio de trabajar por la sostenibilidad puede ser muy adictivo. Aún hay tiempo para cambiar el futuro. Aprovechémoslo.

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